Si bien he visto el “Festival de Cosquín” desde muy pequeño, mi mente no registró a Héctor Roberto Chavero hasta mis quince años.
Se dio de una manera interesante. Estaba en una siesta estival sin poder pegar un ojo. En casa todos dormían, así que decidí ponerme a buscar una radio en la onda corta, como para escuchar algo distinto.
Era una linda costumbre el cazar alguna transmisión en español, emitida desde los lugares más recónditos del planeta, Rusia, Italia, Escocia…
Aquella tarde capté radio France Internacional, como estaba en mi idioma ahí dejé quieto el cursor del dial.
Toda la media hora que siguió se la dedicaron a Don Atahualpa Yupanqui. Contaron su vida y pasaron fragmentos de una entrevista.
Me cautivó la personalidad de ese “viejito”, hablaba calmo, sereno, pero en cada palabra había experiencia de vida. Hasta sus silencios inspiraban respeto. Aquel día entre las 16hs y 16.30hs, me volví yupanquiano.
Como pude y a medida que fui creciendo, fui disfrutando de su rico y vasto repertorio. Hasta con Fer le hicimos un homenaje por radio.
Me llama su gran sensibilidad social, no hipócrita sino consecuente.
Valoro como encontró su lugar en el mundo y ahí se aquerenció.
Varias horas he pasado oyendo y mamando sabiduría, de entrevistas que le realizaron y anécdotas que contara sólo ante las cámaras, y me encanta su sencillez, que no se las creía y que después de todo lo sufrido en la época de la dictadura, no tenía rencor en su alma.
Cuando murió, Mario Álvarez Quiroga le hizo un bello homenaje componiendo la chacarera “A Don Ata”. El tema es que muchos folkloristas la versionaron hasta el hartazgo, pretendiendo hacer un marquetinero homenaje – a mi modo de ver- ... y cansaron. Pero del repertorio yupanquiano no pasan de “El Arriero” y “Piedra y Camino”. Son buenos temas, ya lo sé, pero hay cientos de temas más de Don Chavero, esperando ser conocidos por las nuevas generaciones. Hagan algo, digo no.-
Ariel R.