San La Muerte

 

¿Qué se sabe sobre su origen?

 

Cuenta la leyenda, que en los Esteros de Iberá hace 150 años aproximadamente, había una prisión en donde se albergaban a los leprosos.  A estos,- por miedo al contagio-, los tenían apartados del resto de las personas, en una construcción alejada. 

En el pueblo existía un “Payé”, -o medico brujo-,  se cree que había sido un monje Jesuita, de los cuales cuando Carlos III de España expulsó a la toda la congregación del Virreinato del Río de la Plata, optó por quedarse en el lugar, para seguir ayudando a los indígenas guaranies.

Este Payé era famoso por su poder de curación, a través de yuyos medicinales, brebajes caseros, curaciones “de palabra”, la oración y la administración de una agua curativa.

Su gran amor al prójimo era notorio, y no se olvidaba de los leprosos, y penetraba en su celda para ofrecerles agua y acompañarlos en ese duro camino hacia la muerte, con dignidad y Fe en Cristo.

Si bien su labor era inmensa, el pobre monje estaba solo para ayudar a toda una comunidad olvidada por “los conquistadores”.  

Él le brindaba auxilio a todos los que precisaban de su ayuda, tanto para curar males del cuerpo como así también males espirituales,- era exorcista-, y curaba también el mal de ojo.

“El Payé”,- como se lo conocía por entonces-, solía sentarse bajo algún árbol frondoso, ponerse en cuclillas, y meditar mirando correr el agua.

Todo venía bien, hasta que volvieron al lugar nuevamente los salcedotes católicos, a retomar la empresa comenzada por los misioneros jesuitas, anteriormente.  Los recién llegados, -al enterarse de la presencia del Payé-, conspiraron con las autoridades y  apresaron al noble monje, encerrándolo en la celda en donde se hallaban los leprosos.  “El Payé”, sin oponer resistencia, se dejó conducir.  Pero en señal de protesta, hizo ayuno de pie; apoyado en su callado, -o bastón largo que suelen utilizar los pastores o los viajeros para ayudarse en su caminar-, hasta que fueran justos con él o le llegara la muerte.

Ninguno de sus carceleros se anotició de su muerte hasta pasado un buen tiempo.  Cuando abrieron la puerta de su celda, y lo encuentran muerto, lo ven de pie con su túnica negra, apoyado en su callado,-el cual tenía forma de “L” invertida-, tenía sus carnes consumidas, era solo su  esqueleto cubierto por la piel.

El apodo de “San La Muerte” puede venir, porque “Payé, curaba a las personas con lepra, - enfermedad que en esa época no tenía cura, y era una sentencia de muerte segura-.

San La Muerte Hoy

 

Hoy, “San La Muerte” es un Ser venerado en varios países de Latinoamérica.  Su culto se extiende desde el Paraguay, el noreste de Argentina y el sur de Brasil (Río Grande del Sur, Paraná, Santa Catarina,).  Desde la década de 1960,- debido a las migraciones internas-, el culto hacia su Ser, se ha extendido por gran parte de la Argentina.

Su imagen sirve de protección, suele ser tallada, (a excepción de la guadaña, que se le añade), en una sola pieza o de: madera dura, hueso (a veces humanos), plomo, yeso etc.   

Se lo representa generalmente, como a un esqueleto humano con una guadaña cuya hoja es de metal. El mango de la guadaña se apoya en una plataforma a la altura de la cintura. Toda la figura está cubierta por su túnica sacerdotal,- ya de color rojo o negro-.

Hoy en día, la Iglesia Católica, considera la adoración a San La Muerte como un culto pagano.

A San La Muerte suele llamársele también: Nuestro Señor de la Muerte, Ayucaba, San Esqueleto, San Severo de la Muerte, EL Gil, o solamente San Parca. 

Los seguidores de San La Muerte creen fervorosamente, que al tener su estatua, poseen una protección muy fuerte contra maleficios y desgracias, y a su vez, que su Santo los guía hacia el amor verdadero, y la calidad de vida.

Sus seguidores le oran, pidiendo intercesión por alguna necesidad que precisan.  A cambio le realizan una ofrenda. Las más comunes de estas son: golosinas, cigarrillos, whisky o flores.  

La conmemoración a San La Muerte, no tiene un día calendario establecido, por lo que es usual festejar su culto en Latinoamérica, el Viernes Santo y el Día de los Muertos.  A su vez, en la Argentina, generalmente se lo venera del 13 al 16 de agosto, -según el lugar del país-, con grandes fiestas masivas llenas de devotos en agradecimiento a su protección.  

En la provincia argentina de Corrientes, en la ruta nacional 14, al kilómetro 469, se halla emplazado su principal santuario; el que ha ido creciendo con el paso del tiempo.

Para esta festividad, sus devotos realizan una vigilia el día anterior y luego una peregrinación hacia donde se halla emplazado el santuario.  Para la ocasión, se oye folklore, -especialmente chamamé-, y es usual ver festejar  en familia el evento.

Fuente:

 

http://reciclandohistoria.wordpress.com/2011/11/06/programa-26-no-tengas-miedo-llega-san-la-muerte/

 

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