Los Manuscritos Perdidos del Eúfrates

 

Carlos Estévez García, es el filólogo argentino de mayor renombre.  Su vocación es la de estudiar lenguas antiguas.  Para julio, se fue de vacaciones junto a su esposa Sara, arqueóloga de profesión, a lo que fuera “La Medialuna de las Tierras Fértiles”;  más específicamente a un pequeño pueblo, a orillas del río Eúfrates.

No le gusta andar con guías turísticos, maneja fluidamente el inglés, y fueron solos a recorrer la zona.

Deambulando por el lugar, encontraron una caverna que les llamó la atención.  Su entrada era bastante pequeña.  Penetraron en ella y deambularon cientos de metros en las profundidades de la tierra, hasta que de pronto vieron que del piso, sobresalía lo que parecía ser un plato de arcilla antiquísimo.  Sacaron unas herramientas de excavación arqueológica y así, de buenas a primeras comenzaron a hacer lugar en derredor de esta, con sumo cuidado.

Luego de varias horas, vieron que aquel supuesto plato, era la tapa de una especie de vasija.  Les llevó muchos días sacarlas, pues eran tres. 

Dentro de estas, hallaron unos antiguos pergaminos escritos en árabe.  A uno le sacaron una pequeña parte no escrita de una de sus puntas y la guardaron bien, para hacerla analizar posterior mente y saber la antigüedad de los mismos.  Databan del año 123 D. C.

Antes de dar aviso a las autoridades y anoticiar el hallazgo, les escanearon a cada uno de los papiros, y les sacaron fotos por las dudas.

Cuando todos los protocolos legales estuvieron realizados, se volvieron a su casa y comenzaron la labor de traducción al castellano actual del mensaje de esos pergaminos.

Lo que abajo se halla trascripto es la versión que el Dr. Estévez García realizó para una revista de divulgación científica, con el fin de que cualquier hijo de vecino pudiese entender ese revelador y revolucionario mensaje.

 

¿Cómo Evolucionamos?

 

Al comienzo de los tiempos, la nada no existía. Solo había una condensación energética fuerte, en estado latente similar a un carbón.  Por cuestiones evolutivas, propias del cosmos, una revolución iónica empezó a realizarse en el interior mismo de este carbón –digamos-. Produciéndose  un calor interno que empezó a expandirse desde el eje mismo del magma, hacia el exterior, de la roca. 

Cuando la gran combustión no dio más, desbordó dando origen al comúnmente llamado “Big Bang”, -o gran explosión-, que a mí me gusta llamarle de una manera más campechana y metafórica; eso fue el comienzo de un gran “Locro Gástrico – Cósmico”. 

¿Por qué ese nombre? Pues bien, empecemos por definir lo que es el locro; una comida criolla caldosa, espesa, bien rica en legumbres, hortalizas, carne vacuna, de cerdo, zapallo, etc.  ¿Y que con esto? Esto es una analogía.  Reemplacen la más variada gama de nutrientes de un locro bien hecho, por todas las partículas subatómicas que se encuentran en todo ser viviente del cosmos y entenderán el porqué de llamarlo así.

Por otro lado, lo de gástrico, tiene una doble acepción: La de revolución intestinal, luego de una gran comilona, en la que tienes que andar con té de carqueja y ruda haciendo dieta estricta.  Y por el otro, directa alusión a los gases mismos del cosmos, que fueron danzando y fusionándose durante miles de millones de años luz, para crear estrellas, soles, lunas, planetas, asteroides y demás.

 

 

Los Primeros Seres

 

En los pergaminos dice que esa condensación energética similar a un carbón tenía alma, era un ser pensante, pero estaba primogénitamente en la más absoluta oscuridad, y se le ocurrió que su primera creación fuese la luz.  Pero una Luz interna quien lo acompañara y aconsejara. Ellos son el Padre y la Madre Creadora de todo ser de “naturaleza divina”. [1]  Juntos explotaron de alegría, en una galaxia muy lejana a la Vía Láctea, creando a sus primeros hijos, que fueron pequeñas estrellitas. Este hecho, es el conocido “Big Bang”.

A cada una de estas las dotaron de virtudes únicas, -amor, entereza, humildad, sabiduría, etc.-, y así fueron juntos, todos en familia diseñando, soñando, y vislumbrando ideas de cómo podría ser su hogar.

Paralelamente, aclara uno de los pergaminos que en otro lugar lejano del cosmos, surgió un ser de naturaleza demoníaca, dotado innatamente, -vaya a saber por qué[2]- de todos los antivalores de los seres de naturaleza divina, y al conocer todo lo bello que se estaba creando, le nació destruir y degenerar todo lo bello de la creación.  Este ser, dotado de antivalores, también creó seres, pero de “naturaleza demoníaca”; el cual también disfrutó el coptar a muchos hijos de la Luz Divina, para hacerles producir cosas horrendas a su propia famila, a todo lo creado con el más puro Amor jamás pensado.

Con el paso de los siglos, los seres de luz divina, cocrearon muchas galaxias, planetas y seres vitales, -no solo humanos, animales e insectos-, ya fueran femeninos, masculinos, o andróginos.  El Padre Creador y La Luz Divina, vieron, que si los hacían a todos “perfectos”, muchos no lograban valorar la paz, el amor y demás virtudes, llegando a ser soberbios y creerse “seres superiores”, entonces, decidieron que los nuevos seres, tuvieran que superar algunas pruebas en el camino, para valorar lo bueno de la vida y que a su vez, poseyeran discernimiento y libre albedrío, claro está, si con humildad, les pedían ayuda o consejo, ellos como Padre y Madre de la creación Divina, les ayudarían, haciéndoles llegar la luz de la sabiduría de variadas formas impensadas para el hombre actual.

Por otro lado, aclara que tanto el Padre Creador y la Luz Divina, si bien poseen muchas cualidades sobre humanas, y años luz de experiencia vital, NO Son Dioses, tal cual se lo muestra en las mayorías de las creencias dogmáticas terrestres.  Ellos tan solo buscan instruir a sus hijos con sabiduría, humildad y filosofía de vida, y anhelan, algún día estar todos juntos en familia, en PAZ y Armonía Cósmica [3].

A su vez, muchos de sus hijos y nietos, son Co-Creadores de la Luz, que se dedicaron cada uno a dar vida en distintos rincones del cosmos.  Todos llevan en sí, parte de la luz Divina, pero no son la luz divina. 

Destaca el manuscrito que ni el Padre Creador, ni la Luz Divina son omnisapientes, son seres, y como tales evolucionan, deducen, se juegan por algo, planifican, también cometen errores, y muchas veces con humildad le piden concejo a sus hijos y nietos, con total respeto, intimidad y pureza de alma, como se debiera hacer en una familia ideal.

Se narra también que, como en toda familia, algunas veces estuvieron peleados entre ellos, otras a más de uno le gustaron las pleitesías humanas, llegando a creerse algunos, ser “EL DIOS”, que los humanos veneraban, lo que hizo vulnerables a unos y soberbios a otros, generando esto guerras intestinas que causaron mucho dolor a todos los hijos de la “Luz Divina”.

 

 

Un Niño de Belén, llamado Yoshua Emmanuel…

 

En otro de los manuscritos encontrados, se produce un abrupto salto en el tiempo, y se comenta que al parecer, existió la inmaculada concepción, pero Jesús, no fue único hijo.  José era viudo y tenía un hijo de su primer matrimonio, llamado Tadeo.  A su vez José, tuvo cuatro hijos con Miriam Ana, más conocida con su nombre latino María. 

Ella era una bella jovencita de 16 años, analfabeta que se ganaba la vida lavando ropa para las familias más adineradas de Nazareth de Galilea, a orillas del río Jordán.  A su vez, él era el mejor carpintero de la zona, muy rico en valores humanos y 17 años mayor que ella.

Se conocieron una mañana en el mercado mientras ella elegía frutas y él estaba viendo una telas en el puesto del frente; apenas se cruzaron sus miradas, quedaron flechados y ambos pensaron “esta es la persona que andaba buscando, para que me acompañara el resto de mis días”.

Hay fragmentos de los manuscritos que están muy deteriorados, pero logrando unir sus piezas se rescatan fragmentos en los que aclara que muchos de los apóstoles eran hermanos de Yoshua Emmanuel, -Jesús es la versión latina de su primer nombre hebreo -, otros, eran vecinos y amigos de la infancia, por eso la manera tan particular de convocar a los doce apóstoles.  Pedro vivía a la vuelta de su casa y las familias eran muy amigas.    

 

Por aquel entonces sólo sabían leer y escribir los hebreos que seguían los estudios para convertirse en rabinos, y la mayor parte de la población judía era analfabeta, por lo que a todo el pueblo le llamaba la atención de lo instruido en las sagradas escrituras que estaba Jesús por el simple hecho de ser hijo de la Luz Divina, comúnmente conocida como “Espíritu Santo”.

  Comenta también algo bastante polémico, -bíblicamente hablando[4]-, dice que Poncio Pilatos estuvo en Nazareth durante muchos años, y recibió los servicios de los mejores carpinteros del lugar: José y sus hijos Tadeo y Yoshua.  La humildad y educación de estos hebreos cautivó a Pilatos desde la adolescencia de Jesús.   

 

Yoshua se Enamora

 

Aquí el pergamino, aclara que todo lo que sigue fue visto u oído por la abuela de este escriba anónimo, quien fuera vecina de José y Miriam.

Yoshua estaba solo, pero a los diez y seis años, vino una bella niña de nueve, de parte de su madre, a pedirle que le arreglara un banquito.  Esa fue la primera vez que viera Myriam de Magdala, una bella y sensual morenita de largos cabellos, puro mirar y pícaros ojos, también de familia hebrea.   

Ella le preguntó cuando estaría listo  para venir a buscarlo y cuánto costaba.  El joven carpintero le respondió que era un arreglo sencillo, y que si ella le indicaba a donde quedaba su casa, él mismo le alcanzaría el banquito por la tarde, sin cobrarle nada.  Así nació una bella historia que terminaría en boda, cuando ella tuvo 17 y él 26 años, celebrada en un lugar cercano llamado Canaá.  No tardaron en tener una bella hija, llamada Reveca.  

Cuentan los manuscritos que vivieron felices y sin preocupaciones durante cuatro años, pero al cumplir Jesús los treinta años y recibir el bautismo por parte de su primo Juan, comenzó un nuevo capítulo en su vida.  Mientras la paloma sobrevolaba encima suyo, y el Padre decía en voz alta, “Este es mi hijo amado”… en el interior le daba un mensaje, “Es la hora… hazlo saber”.

Así fue como comenzó su vida pública, llamo a doce de sus allegados para que lo siguieran en su misión, quienes más adelante serían conocidos como los apóstoles.  De estas reuniones públicas o privadas en las que dejaba el mensaje divino, también participaban su madre y su esposa, quienes más adelante estuvieran en la “última cena” y en Pentecostés[5].   

Aclaran estos textos antiquísimos que el mandato de Yoshua era predicar, brindar una filosofía de vida, no instituir el sacerdocio.  Yoshua no discriminaba sexo, raza, ni estrato social entre sus seguidores, caso paradójico de los aquí narrados es que hasta el mismo Poncio Pilatos lo seguía, pues lo consideraba buena persona desde niño.

        Durante su vida pública, gran parte de lo sucedido se encuentra en los evangelios… otra no; trató de ocultarse o desdibujarse.

        Fue al desierto, pero amen de ser tentado, estos textos ratifican lo que dicen en oriente: estuvo en el Tíbet con los Lamas, iniciándose en lo referente a la meditación.

        A causa del paso del tiempo, muchos porqués están ilegibles en los manuscritos encontrados cerca del Eúfrates;  pero sí aclaran que, a Judas le tocó traicionarlo, a Poncio Pilatos le tocó el duro rol de conservar el estatus Quo, para con Herodes, el Sanedrín y Caifás, si ponía agallas y liberaba a Cristo, como le dictaba su corazón, tendría un desorden institucional imparable.  No le quedó otra que la consulta popular, apelando a que aquellos que siempre hablaban loas de Yoshua y sus milagros, pidieran que sea soltado él en lugar de Barrabás.

        Se narra también que Barrabás respetaba a Jesús, como vecino y profeta, no lograba ver en él al Mesías, y buscaba una revolución armada, no espiritual.  Llegó a pedirle a Yoshua, que se uniera a su causa para sacar a los romanos de Nazaret.

        Jesús murió, resucitó, subió a los cielos y luego bajó a ayudar a  proclamar la Buena Nueva, apareciéndose a gente de varios pueblos, como lo hizo con Saulo de Tarso,- San Pablo-, y más adelante tratando de enderezar el mensaje evangélico que el Imperio Romano distorsionó cuando legalizó la religión cristiana.

Hasta aquí llega lo narrado en los escritos perdidos del Eúfrates;  no se cuanto de lo relatado en estos manuscritos es cierto, lo que sí se es que son muy verosímiles.

 

Fin

Lic. E. Ariel Rodríguez Goberna

 



[1] Nota del Traductor: Lo de Padre y Madre Creadora, es una manera humana de llamarlos, ya que en su naturaleza originaria estos seres de Luz no poseían sexo; más aun, a la “Luz Divina”, los cristianos le llaman “Espíritu Santo”.

[2] Nota del Traductor: Hay algunos fragmentos, que se encuentran en muy mal estado, y son imposibles de leer.

[3] Nota del Traductor: Esto sería lo más fidedigno del mensaje escrito en árabe.

[4] Nota del Traductor: Recordemos también que quienes dijeron que “Evangelios serían los oficiales”, y que partes de ellos serían las publicadas, fueron los Romanos, cientos de años después de la resurrección de Yoshua; no los originarios seguidores de Jesús.

[5] Nota del Traductor: Es decir, que anunciaban la “Buena Nueva”, y realizaban los mismos prodigios que los apóstoles.