(Un Homenaje al 9º Arte)
Cba., 31 de marzo de 2012
Solo la historieta pudo unir en el duro contexto dictatorial argentino de los años ‘70 a Hector Germán Oesterheld y a Ray Collins.
El primero nació el 23 de julio de 1919; era geólogo, pero pasó a la historia como el padre de la historieta argentina. Oesterheld fue el más grande guionista que tuvo nuestra patria, pionero; marcó un camino y quedó inmortalizado con su obra cumbre, “El Eternauta”.
El segundo es el seudónimo de Eugenio Zappietro, nacido el 28 de noviembre de 1936; policía de profesión. Aunque, su amor por la escritura lo llevó a publicar en varias revistas del rubro, quedando en el recuerdo de los fanáticos del 9º arte, por sus historias como el clásico de cowboy “Lárrigan”, o El Cobra, o la policial Precinto 56.
Allá por los setenta, es de público conocimiento, el caos reinante durante la tercera presidencia de Perón y el último proceso dictatorial que padeció nuestro pueblo.
En ese marco, Hector, junto a sus cuatro hijas, se une a la agrupación Montoneros. La Triple A, comienza su “caza de brujas”, y Oesterheld tiene que huir de su casa y pasar a la clandestinidad. Ronda por varios sitios, y guiona historietas desde los lugares más recónditos que puedan imaginarse. Paradójicamente, sus obras salían en las mismas revista en donde Ray Collins publicaba sus bellísimas historias.
A todo esto, Zappietro por el estilo de historias que escribía, optó usar un seudónimo con tintes anglosajón, que separaba su labor literaria, de su carrera policíaca.
El 27de abril de 1977, Hector G. Oesterheld fue secuestrado y hoy en día integra la lista de desaparecidos que dejó el nefasto “Proceso de Reorganización Nacional”, mientras Ray Collins acaba de publicar su última novela: “MI NOMBRE ES Zero Galván.”
Sobre lo vivido en los ’70, Zappietro reflexiona: “Oesterheld por un lado, yo por el otro. Parecía una encrucijada digna de una novela de Graham Greene, pero fue en serio y terrible. El desastre era cuestión de todos los días. Y no hay nada peor que la muerte real”.
Zappietro fue ajeno a toda esa maldita purga que mató a varios argentinos de una generación, pero en este país gustan las generalizaciones odiosas…. Como diría mi padre, si un hombre es bueno, enaltecerá el puesto o la profesión que tenga, y si es corrupto, lo denigrará….
Esta nota solo pretende rescatar este hecho curioso de nuestra historia, ya que a ambos por un lado los unía la misa pasión, pero por otro los “enfrentaba” su visión de país.
¡Qué bueno hubiera sido que los dos llegaran a viejos, y pudieran haber intercambiado historias en la mesa de un bar!... pues el sr. Zappietro valora mucho a Oesterheld como a uno de sus maestros, y recuerda: “Oesterheld era un poeta; de él aprendí a trabajar los personajes por dentro”.
…Lástima, que esto es ya imposible…
Ariel
Dos Cortitas:
Reediten las historietas de Ray Collins, así como se hace con las de Oesterheld.
No usen la figura de “El Eternauta” - el cual es a la historieta argentina, lo que el Martín Fierro a la literatura nacional- para hacer alusión a Néstor Kirchner… separemos los tantos.
Fuentes: